Thursday, February 09, 2006

SALOMÉ

La Lolita bíblica de Oscar Wilde baila a ritmo de hip hop en el último montaje de Miguel Narros. María Adánez es el oscuro objeto de deseo. Por Natalia Ericé

De Sarah Bernhardt a María Adánez, ¡anda que no ha llovido! La imagen romántica de un Oscar Wilde escribiendo Salomé para la mítica actriz francesa ha convertido este papel en una oportunidad de lucimiento interpretativo que Adánez aprovecha al máximo. Sobre todo bajo la batuta de un gurú de la dirección como es Miguel Narros, Premio Nacional de Teatro en dos ocasiones y plena garantía de calidad. También él se enfrenta a un gran reto. Después de casi medio siglo montando a Lope de Vega, Miller, Calderón de la Barca, Pirandello, Chejov y otros grandes, cuesta creer que esta sea la primera vez que se enfrenta a la obra del genial dramaturgo irlandés. Un texto que reaparece en escena con más fuerza y descaro en la nueva versión de Mauro Armiño ya que nos emplaza en el Oriente Próximo más actual. Allí, una enloquecida Salomé baila a ritmo de hip-hop las coreografías de Víctor Ullate, colmando de placer a su padrastro Herodes (Millán Salcedo), quien, extasiado ante tanta belleza, concede a la joven la cabeza de Juan Bautista.
Pero toda esta combinación de explosivos ingredientes no llegaría a buen puerto si no fuera por la sabia visión de Narros que, ayudado por su inseparable escenógrafo Andrea D’Odorico, concentra todo el torbellino de pasiones y de intrigas en torno a tres únicos símbolos: la sangre, la muerte y la luna. Ellos son los encargados de guiarnos en una noche cargada de erotismo.
SALOMÉ
De Oscar Wilde.
Director: Miguel Narros.
Con María Adánez, Elsa Matilla,
Millán Salcedo,Chema León.
Teatro Albéniz. Madrid.
Desde el 8 de febrero.

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