HEDDA GABLER

Espectaculazo internacional: el mejor Ibsen de madurez en la nerviosa visión de Ostermeier. Otro regalo selecto del Lliure con acento alemán. Por Julián Elliot
Hedda Tesman (Katharina Schüttler), que está para mojar pancito, se pasea desafiante por la estancia. Se sabe guapa hasta la electrocución, sin que haga falta tocarla para probar la descarga. De hecho, tres hombres se disputan a esta rubia arrogante, delicada y cabrona. Tan sexy como maquiavélica, la mujer del rol titular tiene en ronda a su alrededor a un señor mayor y balbuceante que, oh, claro, resulta ser su marido (Jørgen Tesman –Lars Eidinger–), a un tiarrón amoral, apuesto y seductor, Richter Brack (Jörg Hartmann), y a un ex novio que vendría a representar la contrapartida de este último, el sensible Eilert Løvborg (Kay Bartholomäus Schulze). La trama, en lo básico, versa de cómo Hedda, soberanamente aburrida de su matrimonio, juega con el citado trío hasta que uno de sus vértices, el más débil, se rompe contra la muerte. Estrenada por el maestro noruego Henrik Ibsen en 1891, esta tragedia constituye la cumbre dramatúrgica de su madurez y con ello, por ósmosis, del teatro de crítica social decimonónico. En Hedda..., el director Thomas Ostermeierel, un vanguardista consagrado, vuelve a sacudir a la audiencia con una adaptación caracterizada por un vigor casi insufrible y modernizada integralmente. A darse coces por las entradas: únicamente dos noches en cartel.
HEDDA GABLER
Autor: Henrik Ibsen.
Director: Thomas Ostermeier.
Intérpretes: Katharina Schüttler, Kay Bartholomäus Schulze.
Annedore Bauer y Lore Stefanek.
Teatre Lliure (Barcelona).
Días 12 y 13 de mayo.
www.teatrelliure.com