Monday, December 04, 2006

OJALÁ ESTUVIÉRAIS MUERTOS












La compañía El Gato Negro, a las órdenes del polémico Ramírez de Haro, destripa el mundo de la pareja con un par de zarpazos. Traerá cola. Por M. F. Rosende


El dramaturgo Ramírez de Haro ha tenido que enfrentarse a sus propios demonios. Su última obra fue retirada de cartel: su título y contenido se consideraron blasfemos. Ójala estuvierais muertos narra la historia de tres parejas reunidas en un faro, en pleno jolgorio carnavalesco. Sus conflictos parejiles nos hacen revisar los nuestros mientras los vemos ir y venir por el puente que une el ni contigo ni sin ti. Y con mar de fondo. Como el Dr. Frankenstein, el director ha ensamblado a su antojo diferentes órganos de tres inquietantes textos de Ibsen, La Dama del Mar, El Pequeño Eyolf y Cuando los muertos nos despertamos, para crear su propia criatura. Y ha tenido el valor de bailar con la más corriente, pues estas obras son las menos representadas del escritor noruego. Tras sus máscaras, los versátiles actores de la compañía presumen de tirarle de las barbas al mismísimo Ibsen.

OJALÁ ESTUVIÉRAIS
MUERTOS
Autor: Henrik Ibsen con texto
de Ínigo Ramírez de Haro.
Director: Alberto Castrillo-Ferrer.
Con Rafael Blanca, José Daulte
e Iván Heredia.
Teatro Galileo.
Hasta el 10 de diciembre.

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